sábado, 1 de mayo de 2010

Patricio Guzman en la I Semana Internacional de Cine

I SEMANA INTERNACIONAL DE CINE
«La batalla de Chile», film de análi
sis
 
El operador jefe ha sido dado por desaparecido por la junta militar Entrevista con el director, Patricio Guzmán

La I Semana Internacional de Cine comenzó en Córdoba con la proyección de la primera y segunda parte de «La Batalla de Chile». Un lleno a rebosar en el Gran Teatro —lo que augura mejor suerte a la semana de este año— y aplausos intensos a Patricio Guzmán allí presente y al que EL CORREO les formuló las siguientes preguntas:

—Patricio ¿qué es exactamente «La Batalla de Chile»?
—Es una película de análisis político del último año del Gobierno del presidente constitucional de Chile, Salvador Allende.

—¿En qué condiciones se hizo esta película?
—Es una película hecha con un equipo que filmábamos lo que ocurría en Chile, día a día, desde enero hasta septiembre. Era como te digo un colectivo de trabajo formado por seis personas y muchos asesores que nos ayudaban.

—¿Estas filmaciones fueron libres o clandestinas?
—Lo que ocurre es que en ese período en Chile había una situación de violencia, de lucha de clases, porque es el período en que la derecha chilena en conjunto, financiada por EE. UU., inicia el derrocamiento del Gobierno constitucional y por lo tanto para crear el clima, las condiciones de golpe de estado, lo que hace esta derecha es provocar un clima de violencia en la calle, de tal forma que la filmación de esta película se hizo con bastante riesgo y con un cierto clima de discreción porque no se podía andar por todas partes con un letrero, con una conferencia de prensa o un anuncio en el periódico diciendo que tú andabas haciendo una película de tales características.

VEINTE HORAS FILMADAS

—¿Puede decirse que «La Batalla de Chile» es una película documental?
—Es una película testimonial, documental y de análisis, que recoge en el relato muchos elementos del cine de ficción. Esa es la definición que yo le daría a la película.

—¿Hubo dificultades para sacarla?
—Sí, hubo bastantes dificultades; el rescate del material duró unos seis meses y en el cual tomaron parte unas quince a veinte personas, miembros de la resistencia chilena conjunta. El material se reunificó en La Ha baña, donde el Instituto Cubano de las Artes e Industrias Cinematográficas nos prestó a nosotros la ayuda material para poder realizar esta película.

—¿Qué criterio se siguió para el montaje de la película?
—Es una pregunta bastante larga de explicar, pero más o menos la película venia preconcebida en su filmación. Es una película de planos largos, sostenido», no un documental de planos abruptos y breves como los de un noticiario por ejemplo; es una película que ya tiene en sí una concepción narrativa, por lo tanto a la hora de montar fue fácil desglosar la obra en tres partes, de las cuales ahora veremos dos y la tercera está aún en proceso.

—¿Qué cantidad de película se filmó?
—Se filmaron 45.000 pies de negativo en dieciséis milímetros.

—¿Cuanto supone en tiempo esa cantidad?
—Aproximadamente de 22 a 25 horas.

OPERADOR JEFE «DESAPARECIDO»

—¿Salió completo el equipo de Chile?
—No, nuestro operador jefe, Jorge Müller Silva se encuentra prisionero desde el año 74 con carácter de desaparecido, es decir, el Gobierno de Pinochet no reconoce la detención de Jorge Müller y muchos compañeros que han sido liberados gracias a la presión de la solidaridad Internacional, cuando le hemos enseñado fotos de Jorge, dicen haberlo visto en varios campos de concentración en Chile.

Si cabe hablar de mensaje en esta película, ¿cuál es, a juicio tuyo?
En primer lugar la película os testigo de unos acontecimientos excepcionales. A partir de ahí la película entrega elementos de juicio a las fuerzas progresistas, democráticas y revolucionarias del mundo. Es decir no es una película que intente sentar cátedra frente a los revolucionarios, no es una película que trate de indicar con una flecha qué es lo que ha de pensar, sino que aporta elementos de análisis, dialécticamente ensamblados para que si esa situación histórica se repitiese en algún tugar, estas fuerzas tengan un diagrama filmado e indesmentible de cómo los enemigos de los grandes cambios sociales operan para congelar esos cambios
E. O.

Publicado en la edición cordobesa de El Correo de Andalucía el 25 de octubre de 1977

domingo, 25 de abril de 2010

Ricardo Anaya

Curiosa entrevista con este señor que simultaneaba su trabajo en la policía político-social con la elaboración de carteles Feria y Semana Santa que ganaron muchos años el concurso correspondiente

El cartel ha de ser un grito que admire
Entrevista con Ricardo Anaya


Ricardo es un pintor que sabe encontrar todos los matices a sus modelos y que, además, conoce la ciencia de plasmarlo en el lienzo. Por sus pinceles han pasado relevantes figuras. Sin necesidad de remontarnos a su cuadro sobre Manolete, que prácticamente ha dado la vuelta al mundo, ya que supo captar perfectamente el patetismo gran califa, recordamos ahora sus retratos del generalísimo Trujillo, de los gobernadores de Córdoba, Revueltas Prietos y Barquero, de la incomparable Carmen Amaya y otros muchos que nos serla imposible enumerar. La facilidad interpretativa de Ricardo Anaya le ha proporcionado una gran popularidad coma cartelista. Hasta la Feria Mundial de Nueva York han llegado sus producciones y muchas de sus obras son copiadas como reconocimiento a su gran impacto. Dentro de unos días va a salir un cartel suyo para anunciar la romería a la Virgen de Linares.

—¿Cómo es este cartel, Ricardo?
—Es una cosa sencilla que he tenido que realizar para complacer a mi buen amigo Tomás Zapatero pero esto no quiere decir que no haya puesto en ella como en todas mis obras la mayor ilusión —he tenido muy en cuenta además que la romería de Linares, a la que quiero mucho, es ya famosa en buena parte de Andalucía—. Me hubiera gustado hacer otra cosa más amplia, más ambiciosa pero el excesivo trabajo que tengo me lo ha impedido.

—Buena señal. ¿Qué acaba de terminar ahora Ricardo Anaya?
—Los retratos de la señora de don Ricardo Molina Gómez y los de sus dos hijas, aparte de este cartelito del que acabamos de hablar.

—¿Qué le entusiasma más, señor Anaya, el cartel o el retrato?
—Me entusiasma mucho más el retrato. Además lo considero con más contenido artístico que el cartel aunque este sea un género que aprecio mucho.

—Sus carteles, señor Anaya han proclamado las principales- fiestas de España. ¿Qué requisitos debe reunir un buen cartel?
—En primer lugar que tenga una composición buena y después que tenga cuidado el color para que sea un auténtico grito que atraiga la admiración del que lo contempla. Considero también esencial que rime con el costumbrismo de la fiesta que se va a anunciar. Cuando yo me presento en Salamanca, Avila o Murcia tengo la costumbre de ambientarme para el motivo que tenga el cartel, esté perfectamente adaptado a la pecularidad de la fiesta que anuncia. en caso contrario no puede haber esa necesaria armonía ya que yo hago una realización a capricho, puedo conseguir un buen cartel, pero nunca algo que sea la llamada y el acompañamiento de lo que se pretendeensalzar.

Hablemos del retrato. ¿Qué cualidades le exige?
—Primeramente el parecido y después la técnica. Cada uno tiene su estilo y en la concepción técnica debe existir libertad, no así en la semejanza de rasgos. Yo he logrado crear mi propia forma de hacer sin caer en la vanidad de pretender no parecerme a nadie pero sí he trabajado para conseguir satisfacer plenamente mi concepción de la forma en que hay que trasladar la imagen al lienzo.

—¿Cree importante el fondo en el retrato?
—Naturalmente. Es importantísimo.

—Entonces ¿Cree que solamente con el parecido físico y un buen fondo el retrato está completo?
—No, ni mucho menos. Hay que idealizar un poco la figura y sobre todo interpretar su personalidad plasmando hasta el límite de lo posible su espíritu en el trabajo.

—Los carteles le han dado fama, le han dado numerosísimos premios Sr. Anaya. ¿Hay algún cartel que no haya podido pintar?
—Sí, siempre tengo propósitos de agradar en el horizonte artístico, de «superarme y esto, lógicamente me hace ir en pos del cartel ideal, cosa que jamás podré alcanzar. Hay una serie de carteles que me rondan y que efectivamente me gustaría hacer.

—¿Y por qué no los hace?
—No siempre querer es poder, precisamente la concepción de un cartel es lo que más trabajo le cuesta al artista, dándose la paradoja de que brotan ideas para otros carteles mientras que la cabeza permanece dolorosamente vacía ante el que queremos hacer.

—¿Qué retratista; admira más Ricardo Anaya?
—Me gusta mucho nuestro paisano Rafael Serrano, y Ojeda, de Córdoba, también admiro mucho a Agustín Segura y a Álvarez de Sotomayor.

—¿Y en el cartel?
—En Córdoba hay varios estupendos como son los hermanos Ojeda, por ejemplo, Miguel del Moral, que también ha hecho algo de esto, en Sevilla, Álvarez Gómez y Mariscal. En líneas generales Andalucía es pródiga en cartelistas..
Buena prueba de ello lo constituye Ricardo Anaya a quien alguien ha definido como el cantor pictórico de Córdoba. Un hombre que ha sabido captar como nadie la dimensión exacta de nuestra tierra.

Publicado en la edición cordobesa de El Sol de España el 12 de abril de 1969